Fin de beneficios de desempleo por Covid-19 pone a prueba la recuperación de EEUU
Más de 7,5 millones de estadounidenses van a perder los pagos adicionales de US$ 300 a la semana otorgados por el gobierno, en medio del resurgimiento de los contagios por la variante Delta.
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James Politi
Una gran parte del apoyo fiscal para la economía de EEUU será retirada esta semana, cuando más de 7,5 millones de personas pierdan los beneficios por desempleo de la era de la pandemia, poniendo a prueba la fuerza de la recuperación económica del país en medio del resurgimiento del Covid-19.
La expiración de los pagos federales adicionales de desempleo evidencia un cambio en la respuesta política de Estados Unidos a la crisis del coronavirus, alejándose de las medidas de emergencia de apoyo al mercado laboral, en favor de cambios a largo plazo en la red de seguridad respaldados por el presidente Joe Biden.
Pero la transición llega en un momento incómodo para la economía de EEUU y la Administración Biden, con el crecimiento del empleo perdiendo fuerza en agosto en respuesta al aumento de los contagios por coronavirus vinculados a la variante Delta, y el renovado temor de una desaceleración más prolongada si la pandemia no alfoja.
Los partidarios de los beneficios están preocupados de que el retiro también pueda socavar los esfuerzos del gobierno para crear un repunte económico más equitativo.
"Va a ralentizar la recuperación al igual que la demanda por puestos de trabajo y reducirá el objetivo de crear una economía de alta presión que pueda atraer a más trabajadores", dijo Lindsay Owens, directora ejecutiva de Groundwork Collaborative, un think-tank de política económica de izquierda.
La inquietud que rodea el final del beneficio federal por desempleo de US$ 300 semanales se produce en medio de un cambio en el sentimiento en Washington respecto de principios de año, cuando la economía de EEUU comenzó a ganar velocidad rápidamente, la campaña de vacunación se aceleró, la inflación aumentó y el apetito por extender el programa disminuyó marcadamente.
Los republicanos culparon a los beneficios por desempleo, que fueron extendidos como parte del paquete de estímulo de Biden de US$ 1,9 billón (millón de millones) en marzo, de disuadir a las personas de regresar al trabajo, y muchos estados liderados por republicanos se apresuraron a dejar de pagar los beneficios federales a partir de junio.
Los estados conducidos por demócratas mantuvieron los beneficios hasta esta semana, pero dentro de la Casa Blanca y en el Capitolio, pocos intentaron renovarlos una vez más.
Incluso después de que los datos del mercado laboral a nivel estatal no mostraran un impulso significativo en la creación de empleo en los estados que cortaron anticipadamente las prestaciones por desempleo, ha habido poco ímpetu para extender el apoyo al desempleo.
La tasa de desempleo de Estados Unidos ha caído de 6% en marzo a 5,2% en agosto. “No hay ningún plan para reevaluar eso. Como saben, eso fue temporal”, dijo el viernes Karine Jean-Pierre, secretaria principal de prensa adjunta de la Casa Blanca, a los periodistas cuando se le preguntó sobre el fin de los beneficios.
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En cambio, la Administración Biden junto a varios demócratas, se están enfocando en la siguiente etapa de la agenda económica del presidente, que tiene la intención de invertir hasta US$ 3,5 billones en fondos gubernamentales para el cuidado infantil, la educación y medidas para abordar el cambio climático.
Los funcionarios económicos de la administración creen que estas políticas, incluso si se implementan de manera progresiva en un plazo de ocho a diez años, son necesarias para mejorar el mercado laboral y promover una recuperación más equitativa a largo plazo, aunque los republicanos han criticado el plan como un derroche de gasto imprudente.
La Casa Blanca está instando a los estados a usar otro aporte de US$ 350 mil millones del estímulo de marzo para brindar asistencia inmediata a los desempleados, pero hay pocas expectativas de que se promulgue pronto una nueva extensión de los beneficios federales.
Aunque algunos hogares pueden contar con ciertos ahorros acumulados para capear el impacto de la pérdida de las prestaciones por desempleo, una preocupación es que la reciente desaceleración en la creación de puestos de trabajo haya sido impulsada por la debilidad en los sectores de ocio y hostelería, los más perjudicado por la variante Delta, y que afectará de manera desproporcionada a los trabajadores de bajos salarios.
“En este momento, millones de familias estadounidenses van a perder muchos ingresos y eso les quita muchas opciones”, dijo Aaron Sojourner, profesor de economía en la Universidad de Minnesota.
El debate sobre el fin de los beneficios por desempleo se produce cuando el impacto de los pagos directos de US$ 1.400 vía cheques de estímulo, otro elemento central del plan de Biden, se ha desvanecido.
La Reserva Federal también está debatiendo cuándo y cómo comenzar a reducir su apoyo monetario a la recuperación reduciendo sus compras de activos. Pero algunos economistas y estrategas creen que la economía estadounidense es lo suficientemente fuerte como para resistir la pérdida de apoyo del gobierno.
“No nos preocupa un abismo fiscal ya que el fin de los cheques de ayuda debería seguir siendo compensado por aumentos en el empleo y los salarios”, dijo Ed Yardeni, estratega de mercado independiente.